¡Manos a la obra!: las manos como símbolo de toda una vida
Cuando piensas en los retratos de una tribu indígena, ¿qué parte del cuerpo te viene a la mente? Probablemente la cara, los trajes tradicionales o tal vez las festividades y rituales. Pero la fotógrafa Anne de Vandière ha encontrado en las manos el objeto de su lente, un elemento que simboliza toda una vida y comunica un mensaje sensibilizador al espectador.
Una fotógrafa con misión
Anne de Vandière ha dedicado más de 10 años de su vida a viajar por el mundo y retratar a comunidades y etnias que a menudo pasan desapercibidas en la sociedad global. La fotógrafa se considera una «lanzadora de alertas» que demuestra al mundo la difícil realidad y el posible peligro de extinción de estos pueblos, y lo hace a través de su cámara.
La fotógrafa no solo retrata los aspectos culturales de cada tribu que encuentre, sino que además busca y pone en valor sus conocimientos y habilidades artesanales y tradicionales, y los expone ante la opinión pública. Anne aporta una mirada nueva y original a la representación de estos pueblos, no solo retratando sus rostros o sus costumbres, sino también reflejando su sabiduría, experiencia y destreza a través de sus manitas.
Las manos como símbolo de la vida
Las manos son el medio principal a través del cual los seres humanos se conectan con el medio ambiente y se comunican con los demás. Las manos nos permiten crear, experimentar, sentir y explorar. Pero estas herramientas también sufren cambios a lo largo de las vidas de sus propietarios, que se reflejan a menudo en las arrugas, cicatrices y marcas que aparecen en ellas. Y precisamente estas marcas son las que pueden contar la historia de la vida y los retos de quienes las poseen e interpretándolas aquí en este lente, se expone no solo la cultura y el glamour, si no la lucha y la supervivencia de cada grupo y su comunidad.
Anne de Vandière utiliza las manos como símbolo y reflejo de innumerables aspectos de la vida que abarcan desde los detalles íntimos hasta las complejidades culturales de toda una comunidad. Con solo observar bien las grietas, los callos, las cicatrices o las cordiades de las manos, la fotógrafa no solo comunica una imagen más precisa de sus propietarios, sino que puede comunicar sentimientos complejos y emociones a través de la sencillez de estas herramientas.
Sensibilización y defensa de los pueblos indígenas
En los últimos años, la fotógrafa ha fundado la asociación «Tribus del Mundo», con el objetivo de dar a conocer al mundo la realidad y la situación de comunidades y pueblos indígenas y su lucha por sobrevivir mediante el fortalecimiento y la valoración de su cultura, su arte y su patrimonio. A través de esta asociación, se puede apoyar a estas comunidades en la defensa de sus derechos, el desarrollo de proyectos culturales, educativos y artísticos, y la promoción de sus productos y servicios locales.
El trabajo de Anne de Vandière no solo representa una forma de registrar la existencia de estos pueblos, consciente de que están expuestos a la amenaza de la globalización y el abuso de sus recursos naturales y culturales, sino que, al mismo tiempo, comunica una visión respetuosa y profunda de su ser y sentir. La fotógrafa hace hincapié en que, a pesar de las diferencias culturales y geográficas, todos somos seres humanos y podemos aprender de estas culturas.
En resumen, Anne de Vandière es una fotógrafa valiente e innovadora que, a través de su perspectiva de los pueblos y culturas indígenas, ha encontrado una forma única y poderosa de comunicar la complejidad y las infinitas sutilezas del ser humano. Ya sea a través de la exposición de las manos o de la promoción de la lucha por la supervivencia de las culturas y pueblos indígenas, esta artista ha logrado capturar aspectos profundos de la vida que son interesantes y nutritivos para todo aquel que busque explorar más allá del horizonte visible.